Al comandante de los perros.
Todavía esperamos verte
entrando en nuestras casas
con el silencio del quebracho
y el mechón rebelde
alumbrándonos el camino.
Todavía tenemos lista la pava
renovamos siempre el agua
la yerba para los amargos
y los biscochos con grasa
de la panera eternamente subversiva.
Te confieso Robi
que si contamos esto públicamente
algunos querrán internarnos
y otros enterrarnos.
Eso no tiene importancia
vos estas vivo Robi
porque mientras no me arrepienta
ni nos arrepiéntanos
y sigamos creyendo en el IV y V
rosal de la estrella del alba
el día soñado seguirá pariéndose.
Dicen que te han muerto
que te desaparecieron
ellos, creen que te enterraron
en campo de mayo
pero triunfalmente germinaste
en todos lados.
Vos eres el pan alimentándonos
en el hambre diario
en el trabajo de masas
en la bandera que ondea en las calles
repartiéndote
y en cada consulta que te hacemos a diario
ante cada duda del trabajo de masas
o ante cada orientación que nos das
desde la pelusa amarillenta de las hojas
sobreviviente como nosotros.
Así te repartís con nuestros ladridos
en las nuevas reconstrucciones
de la identidad y la subjetividad
que laten en la enorme cantera
del pueblo y de la clase.
De ahí nacen y seguirán naciendo
los hijos que serán como vos
tu mechón rebelde
y tu palabra siempre insurgente.
Hasta pronto
que es lo mismo que decir
hasta la victoria siempre
Avompla Comandante.
Santiago Díaz